Una
vez me dijeron, que el vientre de una madre es el lugar mas seguro
del mundo, y cada día estoy mas convencida de que es así.
Una
vez paridos ya no podemos volver a el.....¡Qué pena! Porque, ¿En
cuantas ocasiones hubiésemos deseado regresar a ese sitio?... La única forma
que abría cuando necesitásemos volver a el, sería adoptar la
postura fetal y dejarnos llevar en el silencio.
Y
os preguntareis el por que estoy pensando en volver al vientre
materno; sencillo de explicar, allá voy.
Cada
vez que en esta vida me siento dañada, sola, triste, desencantada y
muchas cosas mas, desearía volver a tener ese calor y ese apoyo que
solo nos puede dar una madre, un... “tiempo muerto”, diría yo,
tan necesitado muchas veces en la vida.
No
hay cosa que odie mas y que provoque tanto la rabia en mi, que las
personas falsas e hipócritas. Personas que te cogen y te sueltan a
su antojo, personas incapaces de cumplir la palabra que prometen,
personas egoístas que solo buscan el bienestar de ellos mismos sin
importarles el daño que causan en las personas que le rodean.
Esta
a la que yo me refiero es esa “persona” que una vez entró en mi
vida a boca jarro, sin permiso, derribando todo aquello que se
encontró en el camino, pero con tan mala suerte que todo lo hacía
por su bien, todo por y para el.
Llegados
a este punto, paso a contaros un cuento llamado "La princesa y el
dragón", (nunca mejor dicho lo de DRAGÓN).
Había
una vez una princesa que cansada de tantos palos que le había dado
la vida, decide no volver a enamorarse de ningún apuesto caballero.
Una princesa feliz con sus hij@s, una princesa tranquila intentando
recomponer su vida...
Una
tarde de verano estaba ella con uno de sus hijos y unas amigas
tomando café en la terraza de la cafetería que a diario
frecuentaba.
Una
mirada al frente y vio algo que la hizo estremecer, algo que hizo que
la princesa sintiera un ciclón de sensaciones en su interior; ese
algo, no era mas que un apuesto caballero que la observaba. Poco mas
sucedió para que la princesa y el orgulloso caballero mantuvieran
una mirada de complicidad.
A
partir de ese momento vinieron días de sueños, promesas, días de
autentico amor entre ellos dos. La princesa tonta de ella volvía a
creer en el amor y en su flamante caballero..., creía cada palabra,
cada beso, cada promesa que el le hacía.
Un
día al intrépido caballero se le cayó la “mascara” con la cual
ocultaba su feo interior, ¡Oh!... La princesa no sabía que estaba
sucediendo pero ella seguía confiando en su amado, y pensando que el
era un ser especial y único.
Un
buen día el caballero volvió a quitarse la “mascara” y a si
sucesivamente durante bastante tiempo. A la princesa le volvieron los
llantos, las tristezas, y el desencanto de nuevo. Ella que cambió
tantas cosas por hacer feliz a su amado, ella que le respeto cada
cosa que el le pedía, ella que dejo de ser ella por el...
Y
seguía llorando y llorando día tras día, cada vez mas aislada de
sus amigos, aislada del mundo, temía tanto no agradar a su caballero
que todo le parecía poco para contentarlo. Pero ella seguía "feliz"
Si, a su manera pero feliz. Un buen día y después de una noche
entera de llantos la princesa se dio cuenta de que, ni su amado era
lo que le hizo ver, ni que su amado era un CABALLERO.
Ahora
la princesa llora de rabia, de impotencia y de dolor, todo el dolor
que le ha causado el confiar en la sombra de un flamante caballero.
Pero con la cabeza alta y la conciencia tranquila la princesa sigue,
ella siempre sigue hacia delante.
Esta
princesa en una mujer fuerte, una mujer a la que la vida ha tratado
bastante mal y a la que le ha puesto delante de su camino caballeros
de falsas vestiduras, caballeros mal tratadores, caballeros
deshonestos, caballeros mentirosos y egoístas, ¡Si! Tres caballeros
que un día llenaron a la princesa de dolor.
Bueno
pues llegado a este punto y dejando a la princesa tranquila, a mí tan
solo me queda por decir que voy a coger de nuevo mi postura fetal, y
voy a adentrarme en las entrañas de mi madre.......
Maria C.
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