No hay serenidad que pueda compararse a la que se consigue con la aceptación de que la vida, la hayamos vivido como la hayamos vivido, fue lo mejor que pudimos hacer con ella.
El
haber perdonado las malas decisiones porque al fin y al cabo nadie
nos enseñó cuales son las respuestas correctas, y haber tomado lo
ocurrido como un aprendizaje en la vida.
El haber perdonado los daños recibidos, y sentirse libre de rencores.
Aceptación, Autocompasión, Perdón y Gracias...Son las palabras más comunes que existen y a la vez más difíciles de poner en práctica.
Es el EGO en todos los casos el que no nos permite alcanzarlas porque caemos siempre en la misma pregunta:
¿Por
qué perdonar a quien nos dañó?
Si no se lo merece, o a lo mejor ni le interesa que lo
perdonemos...,simplemente porque el rencor es el veneno que uno toma
para matar al otro.
Autocompasión: No es lo mismo que lástima, es comprensión...No somos perfectos, podemos equivocarnos.
Aceptación: A todos nos pasan cosas bellas o dolorosas, no somos las víctimas eternas del universo. ¿El por qué a mi ?, no sirve más que para hacernos sentir miserables.
Gracias: Estar vivos merece ser agradecido, porque hayamos vivido buenas o malas situaciones, no es lo importante. Lo que de verdad merece gratitud es la posibilidad de haber tenido siempre la oportunidad de volver a intentarlo.
Todo sirve para aprender y para lograr la tan ansiada y
grandiosa SERENIDAD.
Silvia Lorenzo
23- Julio -2012
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